El pasado sábado 11 de octubre, el salón del Liceo Santa Marta de Vallenar se transformó en un templo de encuentro con Dios. Bajo la luz suave de la mañana, setenta y un jóvenes de Cuarto Medio A y B vivieron un paso significativos de su vida cristiana: recibieron el Sacramento de la Confirmación, renovando su fe y comprometiéndose con el amor que transforma.
La Eucaristía fue presidida por Monseñor Ricardo Morales, obispo de la Diócesis de Copiapó, quien con cercanía y alegría animó a los jóvenes a ser testigos del Evangelio en su vida cotidiana. En sus palabras, invitó a seguir caminando con esperanza, a mantener encendida la llama del Espíritu y a hacer de la fe un gesto concreto de servicio y fraternidad.
El proceso de preparación fue acompañado por los profesores Carlos Morgado y Patricio Castillo, quienes guiaron a los y las estudiantes en su camino espiritual. Su labor fue reconocida con gratitud por toda la comunidad educativa, que ha visto en ellos el reflejo del carisma de Santa Marta: formar en fe, servicio y acogida.
Durante la celebración, las voces de Kenny y Magaly llenaron el ambiente de oración y alegría, mientras Alejandro cuidó con esmero cada detalle técnico para que la liturgia fluyera con armonía. Funcionarios, docentes y asistentes de la educación acompañaron con cariño a los jóvenes, algunos como padrinos, otros como testigos, pero todos como una sola familia unida en la fe.
“Hoy no solo celebramos un rito; celebramos comunidad. Celebramos el fuego interior que arde en nuestros estudiantes. Celebramos que educar también es acompañar, bendecir, cantar y estar”, expresó uno de los educadores presentes, reflejando el espíritu que marcó esta jornada.
El Liceo Santa Marta de Vallenar agradece profundamente a todos quienes hicieron posible este encuentro de gracia y comunión, y se une en oración para que el Espíritu Santo siga guiando con ternura y propósito a cada uno de los confirmados, fortaleciendo su fe y su compromiso con el servicio a los demás.
Que el Espíritu que hoy descendió sobre ellos continúe soplando en nuestra comunidad educativa, recordándonos que cada paso en la fe es también un paso en el amor.








